En la era moderna, aprender se ha vuelto más desafiante que nunca. A pesar del surgimiento de nuevas teorías, técnicas, métodos, estrategias y tecnologías diseñadas para mejorar los procesos de aprendizaje, los resultados aún no han cumplido con las expectativas. Muchas personas enfrentan dificultades en áreas como comprensión lectora, ortografía, resolución de problemas matemáticos, aprendizaje de idiomas y expresión de ideas.

Numerosas investigaciones pedagógicas y psicológicas han intentado abordar estos problemas. Las explicaciones sugieren que el enfoque de aprendizaje ha cambiado, donde la memorización ya no es esencial y el interés por aprender se ha convertido en la clave. Además, los resultados de aprendizaje están vinculados a factores genéticos, culturales y socioeconómicos.

El cerebro, similar a una computadora o una inteligencia artificial, requiere información para funcionar. La información almacenada en nuestro cerebro determina nuestra capacidad para pensar, expresarnos, entender y resolver problemas, es decir, nuestra inteligencia. Esta capacidad se desarrolla a través del lenguaje, que incluye la ampliación del vocabulario para mejorar tanto la expresión oral como escrita, así como la comprensión lectora. Además, implica el dominio de lenguas extranjeras, el manejo de números y la realización de operaciones básicas en matemáticas.

Para desarrollar esta capacidad, es crucial dominar un cierto número de palabras. Según el Dr. George Boeree en su libro “El desarrollo del lenguaje en niños”, a los 6 años un niño debería dominar al menos 6.000 palabras, y como adulto, alrededor de 25.000 y reconocer 50.000. Sin embargo, en la actualidad, no se están alcanzando estos objetivos, y cada día el vocabulario utilizado es más limitado. Según un estudio realizado por los profesores Alba Valencia y Max Echevarría en Chile, los jóvenes manejan un vocabulario diario de 307 palabras, muy por debajo de lo esperado. Esto conlleva dificultades significativas en la capacidad de pensar, expresarse, entender y resolver problemas, además de desmotivación y desinterés por aprender.

El objetivo del aprendizaje es desarrollar y enriquecer la red neuronal con información para aumentar la capacidad y el funcionamiento del cerebro sin tensión. El aprendizaje requiere de un proceso en el que la información ingresa al cerebro a través de los sentidos y se almacena temporalmente en la memoria de corto plazo, que tiene una capacidad limitada. Generalmente, esta memoria puede procesar hasta un máximo de 5 elementos simultáneamente y retenerlos por aproximadamente 15 segundos. Sin embargo, para que esta información se aprenda, es decir, se almacene y se transforme en conocimiento, es fundamental ejercitarla y consolidarla en la memoria de largo plazo mediante la formación de nuevas conexiones neuronales. A diario, el hipocampo genera nuevas neuronas para fortalecer esta estructura, pero si no se utilizan, son eliminadas.

Para que el aprendizaje sea efectivo y duradero, debe tener lugar en el cerebro considerando los siguientes puntos:

Foco o atención para percibir información: La concentración es esencial para captar y procesar la información de manera eficiente.

Cantidad y calidad de información: Es importante seleccionar información relevante y bien estructurada.

Cantidad y calidad de la práctica: Practicar regularmente es crucial para establecer enlaces neuronales, almacenar la información en la memoria de largo plazo e interconectarla a la red neuronal.

La expresión “materia pasada, materia olvidada” indica que no estamos aprendiendo de manera efectiva. Por lo tanto, debemos buscar metodologías basadas en el funcionamiento del cerebro, que nos permitan retener información y aplicarla a situaciones nuevas. Esto nos motiva a seguir aprendiendo, ser innovadores y refuerza nuestra autoestima y seguridad en nosotros mismos. Un adulto joven “sin limitaciones” es aquel que es capaz de expresar con claridad sus ideas de forma oral y escrita, tiene una buena comprensión lectora para informarse y formar su propia opinión, maneja números para analizar, y es bilingüe o trilingüe, lo que le permite comunicarse en diferentes culturas.

Atte. Sylvia Langford – Creadora del Método Langford